Descubrimiento De Los Rayos X


Los rayos X no fueron desarrollados, sino descubiertos, y fue un descubrimiento accidental. Durante las décadas de 1870 y 1880 muchos laboratorios físicos universitarios estaban investigando la conducción de los rayos catódicos o electrones mediante un gran tubo de cristal evacuado parcialmente conocido como tubo de Crookes. Sir William Crookes era un inglés de origen muy humilde que por propios méritos llegó a convertirse en un genio.
El tubo que lleva su nombre fue el antecedente de las modernas lámparas fluorescentes y de los tubos de rayos X. Hubo muchos y diferentes tubos de Crookes; la mayoría de ellos eran capaces de producir rayos X. Wilhelm Roentgen estaba experimentando con un tipo de tubo de Crookes cuando descubrió los rayos X .
El 8 de noviembre de 1895, Roentgen estaba trabajando en su laboratorio de física en la Universidad de Würzburg, en Alemania. Había dejado a oscuras su laboratorio y había rodeado completamente el tubo de Crookes con papel fotográfico negro para así poder ver mejor los efectos de los rayos catódicos en el tubo. Sucedió que en una estantería a pocos centímetros de distancia del tubo de Crookes había una placa cubierta con platinocianida de bario, un material fluorescente.
El papel negro que envolvía el tubo de Crookes evitó que escapara ninguna luz visible del tubo, pero Roentgen se dio cuenta de que la platinocianida de bario brillaba. La intensidad del brillo aumentaba si la placa se acercaba al tubo; por tanto, había pocas dudas acerca del estímulo del brillo. Este brillo se denomina fluorescencia.
La reacción inmediata de Roentgen para investigar esta «luz X», como él la denominó, fue interponer varios materiales –madera, aluminio, ¡su mano!– entre el tubo de Crookes y la placa fluorescente. ¡La «X» hacía referencia a lo desconocido! El científico siguió investigando de forma frenética durante varias semanas.
Las investigaciones iniciales de Roentgen fueron muy rigurosas y pudo divulgar sus resultados experimentales a la comunidad científica antes de finales de 1895.
En reconocimiento a este trabajo recibió el primer premio Nobel de Física en 1901. Roentgen reconoció el valor de este descubrimiento para la medicina.
Él produjo y publicó la primera imagen de rayos X médica a principios de 1896. Era una imagen de la mano de su mujer .
Hay muchos acontecimientos sorprendentes en torno al descubrimiento de los rayos X que lo hacen destacar entre los episodios notables de la historia de la humanidad. Primero, el descubrimiento fue accidental.
Segundo, probablemente no menos de doce contemporáneos de Roentgen ya habían observado previamente la radiación X, pero ninguno de esos físicos reconoció su significado ni lo investigó. Tercero, Roentgen persiguió su descubrimiento con un vigor científico tal, que en poco menos de 1 mes había descrito la radiación X con prácticamente todas las propiedades que conocemos hoy día.


Desarrollo De La Radiología Moderna


Hay dos tipos de examen con rayos X: la radiografía y la fluoroscopia. La radiografía utiliza una película de rayos X y por lo general un tubo de rayos X montado en el techo sobre unos rieles que permiten desplazar el tubo en cualquier dirección. Estos exámenes suministran al radiólogo imágenes fijas.
La fluoroscopia se realiza habitualmente con un tubo de rayos X que se encuentra bajo la mesa de exploración. Al radiólogo se le proporcionan imágenes en movimiento en un monitor de televisión o en una pantalla plana. Hay numerosas variaciones de estos dos tipos de examen, pero en general el equipamiento es similar.
Los voltajes de rayos X se miden en picos de kilovoltios (kVp). Un kilovoltio (kV) es equivalente a 1.000 V de potencial eléctrico. Las corrientes de rayos X se miden en miliamperios (mA), donde el amperio (A) es la medida de la corriente eléctrica. El prefijo mili significa 1/1.000 o 0,001.
Hoy día el voltaje y la corriente se suministran a los tubos de rayos X a través de circuitos eléctricos bastante complicados, pero en los tiempos de Roentgen sólo se disponía de generadores estáticos. Aquellas unidades únicamente podían suministrar corrientes de unos pocos miliamperios y voltajes de hasta 50 kVp. Hoy día son normales 1.000 mA y 150 kVp.
Los procedimientos radiográficos que utilizaban este equipo con tan grandes limitaciones de corriente eléctrica y potencial a menudo requerían tiempos de exposición de 30 minutos o más para una exploración satisfactoria. Los tiempos largos de exposición producían una imagen borrosa. Un desarrollo que ayudó a reducir este tiempo de exposición fue la utilización de pantallas intensificadoras fluorescentes asociadas a las placas de cristal fotográfico. Se dice que Michael Pupin había demostrado las posibilidades de una pantalla de intensificación radiográfica en 1896, pero solamente muchos años después recibió un adecuado uso y reconocimiento. Las radiografías durante el tiempo de Roentgen se obtenían por exposición de una placa de vidrio con una capa de emulsión fotográfica en uno de los lados. Charles L. Leonard descubrió que si se exponían dos placas de vidrio de rayos X con las capas de emulsión juntas, el tiempo de exposición se reducía a la mitad y se mejoraba mucho la imagen. La demostración de la radiografía de doble emulsión se realizó en 1904, aunque no se comercializó hasta 1918. Muchas de las placas de vidrio de alta calidad utilizadas para radiografías venían de Bélgica u otros países europeos. Este suministro se interrumpió durante la primera guerra mundial, por lo que los radiólogos comenzaron a utilizar película en lugar de placas de vidrio. El ejército necesitaba un mayor número de servicios radiológicos, por lo que se necesitaba un material para sustituir las placas de vidrio. Este material fue el nitrato de celulosa, y rápidamente se hizo evidente que era mejor el material de sustitución que la placa de vidrio original. El fluoroscopio fue desarrollado en 1898 por el inventor americano Thomas A. Edison. El material fluorescente original de Edison fue la platinocianida de bario, un material de laboratorio muy utilizado. Edison investigó las propiedades fluorescentes de más de 1.800 materiales, incluidos el sulfito de cadmio zinc y el tungstato de calcio, dos materiales que se usan actualmente. No se sabe qué otros inventos hubiese desarrollado Edison si hubiera continuado su investigación con los rayos X, pero la abandonó cuando su ayudante y amigo durante largo tiempo, Clarence Dally, sufrió una quemadura grave por rayos X que requirió la amputación de ambos brazos. Dally murió en 1904 y se cuenta como la primera víctima mortal de los rayos X en Estados Unidos. Un dentista de Boston, William Rollins, inventó dos aparatos para reducir la exposición de los pacientes a los rayos X y con ello reducir la posibilidad de quemadura por rayos X antes del cambio al siglo xx. Rollins utilizaba los rayos X para tomar imágenes de los dientes y descubrió que restringiendo el haz de rayos X con una lámina de plomo con un orificio en el centro, un diafragma, y colocando un filtro de cuero o de aluminio se mejoraba la calidad de las radiografías. La primera aplicación de la colimación y la filtración tuvo en general un seguimiento muy lento. Se reconoció más tarde que estos aparatos reducían los riesgos de los rayos X. Dos aportaciones simultáneas transformaron el uso de los rayos X, que pasaron de ser una novedad en manos de unos cuantos físicos a una especialidad médica a gran escala y de gran valor. En 1907, H.C. Snook presentó una fuente de potencia de alto voltaje sustitutiva, un transformador sin interrupción, para las máquinas estáticas y las espirales de inducción que estaban entonces en uso. Aunque el transformador de Snook era muy superior a otros aparatos, su capacidad excedía claramente la capacidad del tubo de Crookes. Hasta el desarrollo del tubo de Coolidge no se adoptó el uso del transformador de Snook de forma general. El tipo de tubo de Crookes que Roentgen utilizó en 1895 se utilizó durante unos cuantos años. Aunque los trabajadores de rayos X hicieron ligeras modificaciones, permaneció esencialmente sin variaciones hasta la segunda década del siglo xx. Tras numerosas comprobaciones médicas, William D. Coolidge presentó su tubo de rayos X de cátodo caliente a la comunidad médica en 1913. Inmediatamente fue evidente su superioridad frente al tubo de Crookes. El tubo de Coolidge consistía de un tubo de vacío que permitía seleccionar los valores de intensidad y energía de los rayos X de forma separada y con gran precisión. Esto no se había conseguido con los tubos rellenos de gas, con los que era difícil obtener los estándares necesarios para las técnicas de exploración. Los tubos de rayos X utilizados en la actualidad son versiones mejoradas del tubo de Coolidge. La era de la radiografía moderna se inicia con el uso del tubo de Coolidge con el transformador de Snook; sólo entonces se hizo posible obtener picos de kilovoltios y niveles de miliamperios aceptables. Pocos acontecimientos desde entonces han influido tanto en la radiología diagnóstica. En 1913, el alemán Gustav Bucky inventó la rejilla estacionaria («Glitterblende»); dos meses después solicitó una segunda patente para una rejilla móvil. En 1915, el norteamericano H. Potter, que probablemente no conocía la existencia de la patente de Bucky debido a la primera guerra mundial, también inventó una rejilla móvil. En su favor cabe decir que Potter reconoció el trabajo de Bucky y la rejilla de Potter-Bucky se presentó en 1921. En 1946 se probó el tubo de amplificación de luz en los Bell Telephone Laboratories y en 1950 se adaptó a la fluoroscopia. Hoy día la fluoroscopia con intensificación de imagen es de uso universal. En cada una de las décadas recientes se han introducido mejoras importantes en la imagen médica. Los ultrasonidos diagnósticos aparecieron en la década de 1960, así como las gammacámaras; la tomografía por emisión de positrones (PET, positron emission tomography) y la tomografía computarizada (TC) de rayos X se desarrollaron en la década de 1970. La imagen por resonancia magnética (RM) se convirtió en una modalidad aceptada en la década de 1980 y en la actualidad se investiga la magnetoencefalografía (MEG).